El Río Gallegos, uno de los ríos mas lindos y más difíciles de pescar, pero bien asesorados por el trabajo de un guía es posible llevarse un grato recuerdo de este difícil río. Hace unos días tuve la dicha de recibir a Francisco y José, ambos oriundos de Madrid y contare un leve relato de lo que fue la jornada de pesca que ellos tuvieron en el río Gallegos.
Este río por así decirlo, da sus frutos tarde o temprano, en las condiciones actuales en la fecha de marzo el agua vine baja, clara, hay poco viento, casi nada. Pero la pesca se dio en el lugar justo, luego de haber intentado en diferentes correderas y pozones buscando con muchas ansias una plateada. Pero allí estaban ellas como acostumbran, casi todas en el mismo lugar, batalladoras incansables del Gallegos.
Las plateadas hicieron su aparición por la tarde, mostrando en gloria y majestad la productiva actividad del río, dando terribles corridas y saltos a los asombrados pescadores que rápidamente entendieron a lo que me refería cuando les decía que se iban a dar cuenta del pique de estas enormes truchas por la fortaleza y seguridad con la que toman la mosca, totalmente distinto a como lo venían haciendo las hermosas marrones residentes que venían siendo el entretenimiento por todo el día de pesca.
Aparecieron en uno de los días mas productivos, que he tenido en el río, en donde ambos pescadores se llevaron un recuerdo que jamás olvidaran por el resto de sus días.
Ya que el río Gallegos, se resguarda bien gracias al trabajo de los guías y los guardapescas que cuidan el recurso en mi país. Cuidemos todos los ríos, por que estas historias, seria un agrado poder leerlas de las palabras de nuevas generaciones de pescadores que cada di atinen mas claro el concepto de pescar y devolver.
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