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Un día más bien lluvioso, solo alumbró un rato el sol, estaba parado en la desembocadura del estero, y como había llovido bastante se formó un banco de arena de unos seis metros entrando al lago, por los sedimentos que arrastró el estero, pero bueno, al lado derecho de mí quedaba un pozón de mas menos 4 a 5 metros de profundidad, y en donde creí siempre que podría haber algún ejemplar de película.
Luego de cambiar un par de moscas, y de estar desde las 7 de la mañana más menos pescando en ese lugar, a eso de las 11:00 le coloqué una Woolly Bugger verde clara, con ribete plateado y hackle del mismo color.

Lanzo unos 25 metros hacia el pozón con una Teeny de 250 grains, y ya venía casi afuera, de hecho el tramo final de línea ya estaba en mis manos y a 4 metros de mí pica este animal, con un salto que me dejó atónito, y sobre la misma pasa por mi lado hacia el estero, con todas las ganas de remontarlo, pero al encontrarse con el banco de arena no tuvo mas opción que devolverse por mi espalda al lago, la adrenalina era macabra y el Salmón no daba tregua, se clavó en el fondo y no subió hasta cuando estaba muy cansado, pero nunca estuvo lejos de mi vista, siempre se mantuvo a unos 15 a 20 metros de mí pero clavado en el fondo, bueno lo que sigue ya te lo podrás imaginar, los tres que fuimos de pesca esa semana nos tomamos fotos con este animal, creo que fue un premio a la perseverancia y a la ves a tratar de llevar a mis amigos a pescar donde siempre lo hago yo, me vaya como me vaya, nunca estuvieron muy seguros de ir a este lugar, pero esa semana existieron más trofeos, pero el más grande lo logre capturar con mucho esfuerzo, y esa fue la recompensa del lago Llanquihue para mis ganas y mi lealtad con ese lugar...


Ángel Gonzáles Jiménez





Artículo contribuído por:

Angel Rodrigo González Jiménez.

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